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Perfil del artista

Saúl Kak

Filmmaker, Visual Artist

Mexico

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Saúl Kak es un artista plástico y cineasta nacido en Nuevo Esquipulas Guayabal, Rayón, Chiapas. A través de su obra, aborda las complejidades políticas y sociales que atraviesan a la comunidad indígena Zoque. Licenciado en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Kak se destaca por su activismo político, explorando temas que van desde los mecanismos de opresión de los pueblos originarios hasta la migración forzada.

Su obra, representada por la Galería MUY, no solo busca reivindicar el patrimonio indígena, sino también otorgar a esta tradición una voz artística que ha sido fuertemente silenciada hasta el momento. A través de documentales audiovisuales, Kak denuncia el impacto de desastres en muchas comunidades rurales.

Sus obras pictóricas, marcadas por colores vivos propios de las culturas centroamericanas, reflejan la cosmovisión Zoque y abordan cuestiones como el desarraigo provocado por la construcción de la presa Chicoasén II. Series como “La Inundación y supervivencia” exploran las consecuencias de la modernidad prometida pero no cumplida, mientras que exposiciones como “Autoconsulta con arte” critican las consultas populares manipuladas para ceder territorios indígenas.

En el ámbito audiovisual, Kak ha dejado su marca con películas como “La selva negra” (2016), que ofrece un profundo retrato de la cultura Zoque y la globalización desde su perspectiva única. Asimismo, presentó “Ecos del volcán” (2019), un cortometraje que ilustra las consecuencias de la erupción del volcán Chichonal en 1982 en su comunidad natal, resaltando los desafíos que enfrentaron las comunidades desplazadas en la región. Su trabajo ha trascendido fronteras, siendo exhibido internacionalmente y evidenciando el impacto y la relevancia de su arte más allá de Chiapas.

Saúl Kak es uno de los artistas destacados en el proyecto curatorial “Arte: Territorios de Denuncia”, el cual fue inaugurado el 6 de abril de 2024 en el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco (CDMX). Este proyecto reúne a artistas de El Salvador, México, Guatemala, Honduras y Nicaragua, quienes presentan diversas prácticas artísticas y comunitarias que abordan la lucha y denuncia contra la migración forzada, los megaproyectos extractivos y la violencia que afecta a sus territorios. Alessandro Zagato el encargado para América Latina de ARC aprovechó esta oportunidad para hacer algunas preguntas a Saúl sobre su participación en este importante evento.

Foto del evento "El arte como estrategia de defensa de los territorios y la libertad de expresión”. Foto cortesía de @ivanmezafoto.

¿Cómo ha evolucionado tu trayectoria artística en el tiempo?

En mi opinión, todos atravesamos una transición en nuestro proceso artístico. Al principio, estaba muy interesado en aprender la técnica; eso era lo que más me llamaba la atención. Sin embargo, a lo largo del camino, me di cuenta de otras cosas y comencé a valorar más las ideas y las formas de pensamiento que el arte representa. Para mí, el arte es un espacio donde se puede hablar, dialogar y plasmar ideas para que los demás las conozcan.

Recuerdo un momento importante en mi comunidad, cuando éramos niños y las danzas nos llenaban de alegría. Sin embargo, cuando un líder religioso católico llegó a la comunidad y empezó a tachar esas prácticas como malas, como fiestas paganas, muchos fueron acusados de brujos. Para mí, estas danzas y rituales eran fuente de felicidad. Cuando dejaron de practicarse, percibí un profundo vacío y tristeza en la comunidad. Fue entonces cuando decidí que para mantener viva la memoria y la alegría de mi pueblo, tenía que plasmarlo en pinturas.

Así fue como, en mi experiencia, la pintura se convirtió en una expresión artística para preservar la cultura y la memoria de mi pueblo. Mi trabajo artístico se desarrolla de acuerdo al tiempo y al contexto social en el que vivimos, siempre reflexionando sobre mi identidad y la cercanía a mi región. Por ejemplo, en la actualidad, mi reflexión se centra en la lucha por la defensa del territorio y contra el extractivismo. Considero que la creación artística se basa en gran medida en el contexto histórico y social al que nos enfrentamos.

¿Cómo integras la lucha en contra del extractivismo en tu obra? ¿Qué papel juega el arte en la defensa del territorio y los derechos de los pueblos originarios?

He venido reflexionando sobre el impacto devastador que las presas hidroeléctricas han tenido en nuestras comunidades. Se han inundado pueblos enteros, incluyendo lugares sagrados y estructuras arquitectónicas de gran valor, tanto de la época Mesoamericana como colonial. Este proceso ha implicado el sacrificio de nuestras tierras en nombre de un supuesto progreso y modernización.

Esta reflexión me hizo dudar del discurso de progreso y modernización impulsado por instituciones y empresas. ¿Nos benefician realmente o solo nos engañan? Esta pregunta cobró más relevancia al ver los persistentes problemas de suministro eléctrico en nuestra comunidad, a pesar de los supuestos beneficios de esos desarrollos.

El ciclo se repite una y otra vez. Justo cuando pensábamos que habíamos superado una fase, surge un nuevo proyecto que perpetúa la misma historia de desposesión y destrucción de nuestro territorio. Me di cuenta de que era necesario hablar sobre esta realidad. Mi comunidad, los Zoques, ha sido sistemáticamente olvidada, marginada y explotada. Ya no podemos permitir que esto continúe. Necesitamos detener este ciclo de destrucción y hacerlo de manera pacífica, utilizando el arte como herramienta de expresión y denuncia.

Las presas no solo representan la pérdida de tierras y recursos, sino también la destrucción de nuestra cultura. Hemos perdido nuestra lengua, nuestros lugares sagrados y hemos sido forzados a migrar. Es hora de decir basta. No podemos seguir sacrificando nuestro territorio y nuestra identidad en aras del desarrollo económico. He encontrado en el arte una vía para expresar esta lucha, una manera de visibilizar nuestras experiencias y resistir pacíficamente ante la injusticia.

Mi participación en la defensa del territorio comenzó cuando el gobierno de Peña Nieto propuso la concesión de 84,500 hectáreas para la extracción de hidrocarburos. Aunque inicialmente se priorizaron manifestaciones y marchas, propuse desde el arte participar de manera activa. Aunque al principio no se entendió del todo, decidí llevar a cabo un ritual como forma de protesta, grabándose en vídeo y distribuyendo la inconformidad en mi comunidad. Esta iniciativa se compartió en redes sociales, ayudando a difundir lo que estaba sucediendo. Creo firmemente en el arte como herramienta pacífica para la defensa del territorio. Es una vía de expresión creativa que puede generar un impacto significativo y me opongo a la violencia en las manifestaciones.

¿Cuáles son los riesgos que se corren al ser artista y activista en Chiapas? ¿Has enfrentado alguna situación de peligro o censura por tu trabajo?

Ser artista y activista en Chiapas conlleva riesgos y enfrenta diversas situaciones de peligro y censura por el trabajo realizado. Sin embargo, considero que más que ser activista o artista, soy simplemente un miembro más de la comunidad que reflexiona sobre su entorno y se niega a quedarse callado frente a las injusticias.

Encontré en el arte una forma de expresar mi inconformidad y preservar la memoria de mi cultura, especialmente cuando me di cuenta de que las prácticas tradicionales estaban siendo amenazadas por la influencia de religiosos que las tachaban de brujería.

Mi arte, que inicialmente consistió en pinturas y representaciones de rituales comunitarios, pronto se vio malinterpretado como una forma de lucro personal a expensas de la comunidad. Sin embargo, para mí era vital mantener viva la cultura que se desvanecía frente a mis ojos.

La censura y la desconfianza no solo provienen desde fuera de la comunidad, sino que también se gestan desde adentro debido a divisiones y fragmentaciones generadas por intereses políticos y económicos. A pesar de ello, sigo denunciando las injusticias y enfrentando presiones para que cese mi labor de documentación y expresión.

Mi lucha no está motivada por afiliaciones políticas, sino por el legado cultural y el respeto a la tierra y los recursos naturales transmitidos por mis ancestros. Aunque hemos sido objeto de intentos de destrucción cultural, seguimos resistiendo y preservando nuestras creencias y valores.

¿Qué artistas o movimientos te han inspirado en tu camino?

Principalmente, encuentro inspiración en las civilizaciones mesoamericanas antiguas, especialmente en nuestros antepasados Zoques y la cultura Maya, que están más cercanas a nosotros. Durante mi adolescencia, al explorar pueblos y comunidades como Monte Albán, me quedé fascinado por la arquitectura monumental, también en sitios como Bonampak y Palenque. Sin embargo, al acercarme más, descubrí aspectos que antes pasaban desapercibidos, como las estelas, las pinturas en las paredes y la cerámica. Me impresionó la sofisticación de estas producciones artísticas, que hablaban de la vida y la cultura de esos pueblos antiguos. Este descubrimiento inicial fue lo que más me atrajo y sigue siendo mi principal fuente de inspiración: el arte mesoamericano. A medida que pasaba el tiempo, este interés fue evolucionando y marcando mi camino.

¿De qué manera tu origen zoque y tu conexión con la cosmovisión indígena influyen en tu arte? ¿Qué mensaje te gustaría transmitir al mundo sobre la cultura y los valores de los pueblos originarios?

La influencia de mi origen zoque y mi conexión con la cosmovisión indígena es la base fundamental de mi arte. Esta cosmovisión, heredada de nuestros antepasados, impregna cada aspecto de mi trabajo. Nosotros vemos la tierra como una entidad sagrada y cómo nos relacionamos con ella con respeto y gratitud.

Nuestros ancestros nos enseñaron que debemos valorar y cuidar nuestros recursos naturales, nuestras montañas, nuestras aguas y nuestros ríos. No es algo simple para nosotros, es una conexión profunda que implica respeto y reciprocidad. Cuando sembramos en el campo, pedimos perdón a la tierra por lastimarla y le entregamos ofrendas, en agradecimiento por lo que nos proporcionará.

La llegada de empresas con sus maquinarias trae consigo una destrucción sin consideración, donde la tierra es vista como una simple fuente de riqueza monetaria en lugar de un ser sagrado que nos nutre y sustenta. Esta brecha de pensamiento entre la cosmovisión indígena y el enfoque capitalista es evidente, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo abordar la preservación de nuestro entorno.

Debemos ser conscientes de nuestros conocimientos y cuidarlos, pues en ellos encontramos la sabiduría necesaria para afrontar los desafíos ambientales actuales.

Alessandro Zagato, 23 de abril de 2024. Alessandro es el encargado regional para América Latina de la Artists at Risk Connection. Antes de unirse a PEN America, realizó investigaciones en la Universidad de Bergen. En 2013, fundó el Grupo de Investigación en Arte y Política – GIAP – y su asociada Casa Giap, un centro de residencias para artistas e investigadores internacionales. Tiene un doctorado en Sociología de la Universidad de Maynooth, Irlanda, y es autor de varias publicaciones. Reside en San Cristóbal de Las Casas (Chiapas, México).

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